lunes, 26 de marzo de 2018

Micro cerrado

    "Antonio,tengo malas noticias". Directa al alma, una punzada a lo más profundo de mi ser. Fue el pasado Viernes 23 de Marzo a eso de las 13:30, el día en el que una breve llamada telefónica me hizo pasar en cuestión de segundos de la calma a la tristeza, de la euforia a la melaconlía.
Si, euforia, coincidiendo esa llamada justo en el momento en el que un servidor acababa de batir un récord personal en esa locura llamada 'running'.
500 metros transcurrían desde el Puente Romano de Mérida hasta el domicilio donde, como era habitual cada Viernes, uno iba a echar 3 o 4 'trapos' a la maleta para,después,pasar unas horas de desinhibirse con su familia y amigos de toda la vida.
Pero ese Viernes no iba a ser un Viernes más, ese Viernes pasa a ser ya uno de los Viernes más negros en la vida de uno, el día en que se me comunicó que no continuaría en Canal Extremadura Radio.
Las emociones iban más rápido que los pensamientos, uno no era consciente ni de lo que hacía ni cómo lo hacía. Es más, tres días después de esto, (justo en el momento en el que uno está escribiendo estas líneas....), todavía no consigo recordar cómo fue el trayecto hasta la estación de tren. No recuerdo ni al taxitsa, ni la conversación ni nada de nada. Sólo sé que cogí un tren que me llevaba a Castuera y que ese trayecto desde Mérida hasta la localidad turronera fue un auténtico infierno.
Porque estos nueve meses en la radio pública extremeña han sido, sin duda, los más felices que ha vivido uno en sus treinta 'tacos'. No ha habido día en el que no haya dado las gracias por estar viviendo esto. Vivir de lo que te apasiona, meses donde uno le encontraba sentido a aquellos viajes de Unión Rayo, viajes donde llegabas de madrugada de Bilbao a Madrid para, media hora después, estar pegado a un teléfono para intentar vender un seguro de salud.
Todo lo aprendido estos años en Onda Madrid, esos domingos donde uno se levantaba con la misma pasión para hacer un partido de la tercera madrileña que para narrar un Real Madrid-Barcelona en el Palacio de los Deportes.Todo empezaba a tener sentido, es tan tremendamente placentero poder vivir esa sensación que, para describirla, probablemente serían necesarias otras tantas líneas de 'chapa' como esta.
Me he sentido -y me siento por el hecho de haberlo vivido-, un auténtico privilegiado. Por eso, durante todo este tiempo, en aquellos días donde la pereza llamaba a tu puerta, siempre había una pequeña voz interior que te alertaba, "¿Cómo narices te atreves incluso a plantearte dar cabida a la pereza en tu vida?, Son tantas las personas que desearían tener esta oportunidad que, el hecho de plantearla me acababa crispando.
Cuando parecía imposible amar más una cosa, durante estos meses en Canal Extremadura Radio mi amor hacia la radio ha crecido más si cabe. He vivido cada Zona Mixta como si fuera el último, siempre intentado ponerle la misma pasión a un derbi extremeño en segunda división B que a un duelo de tercera división, y es que 'nos mola la tercera'.
Creo, honestamente, que como trabajador, Canal Extremadura puede tener poca o ninguna queja de mi comportamiento. Es más, siempre he evitado cualquier conflicto o polémica. Durante todos estos meses, jamás he pasado una factura de gasolina en aquellos desplazamientos entre pueblos de la geografía extremeña, siempre pensando en intentar hacer el menor ruido posible más allá de tu trabajo diario.
Durante los meses de Agosto-Septiembre, uno tuvo que estar al  pie del cañón seis días en semana. Meses donde había que cumplir con el trabajo diario de Lunes a Viernes, y fines de semana donde había que echar un cable en Extremadura en Juego. Colaboraciones que se me pagarían a parte y que, sin embargo, luego me fueron sustituídas por días libres, días que jamás disfruté porque tenía el sentimiento de que había que estar, de que no podía fallar a mis compañeros de batalla. ¿Soy un 'pringao?, no, era un privilegiado.
Por último, quiero agradecer el trato diario recibido. A mis compañeros de deportes, que desde el principio me acogieron como uno más,a los compañeros de fin de semana,los cuáles ha sido un lujo poder hacer radio con ellos y espero volver a coincidir pronto (que difícil se le va a hacer a uno no estar con Pepe Cuevas en el Municipal Villanovense)
También a las personas con las que he tenido que convivir en el día a día en la redacción. El trato recibido ha sido casi inmejorable. Siento haber fallado en algún momento a personas que de verdad han dado la cara por mí, al igual que no guardo rencor a personas que podían haberse mojado más.
También quiero tener palabras de agradecimiento para los compañeros de la 'tele', los cuáles me unió un gran feeling desde el inicio, pero sobre todo, quiero tener palabras de especial agradecimiento hacía un pedazo de amigo como es David Briz. El que te ha espoleado en las malas, el que te ha templado en las buenas, tenerte cerca es caviar humano.
Todo llega, todo pasa, la vida sigue, y aquí estaremos para afrontar lo que vaya viniendo con ilusión y optimismo.

GRACIAS.




martes, 27 de junio de 2017

Castuera y la felicidad de un ascenso

   Cuando el pasado domingo,a eso de las 21:00 horas, el colegiado decretó el final del Calahorra-Badajoz, las emociones se dispararon. Los pacenses volvían al bronce y el Castuera retornaba a la tercera división. A nivel aficionado, una alegría inmensa, pero hay un punto emocional que va más allá de la felicidad deportiva, y ese no es otro que el ver la locura desbordada de una persona muy cercana y la cual ha sufrido mucho en este mes.
   También hay un hecho que me sorprendió especialmente tras lo sucedido el pasado domingo. Compañeros y amigos de distintos medios madrileños, ya sea a través de whatsapps o llamadas directas, se abonaban al corazón blanco y rojo para felicitarme por el ascenso del Castuera. 'Joder, pues si que he sido cansino', un pensamiento entrelazado con la fortuna del alto nivel humano que he conocido en este tiempo.
   La cuestión es que un mes después del varapalo de Aceuchal, el Castuera consigue volver a la categoría que se merece. Comentaba recientemente el presidente Pedro Tena en los micrófonos de Canal Extremadura, que 'en ilusión nadie está por encima de esta Junta Directiva'. Lo cierto es que es complicado ver a estos niveles un grupo humano que ponga tanta pasión en algo, por eso cuando alguien pone en tela de juicio los méritos del ascenso -al no ser por la vía directa-, que menos que una risa floja sea la reacción más coherente. 
   Sigo pensando que para una localidad de 6.500 habitantes como es Castuera, las cosas se intensifican demasiado, para lo bueno y para lo malo. Sobre todo cuando se trata de fútbol. Bueno porque, por ejemplo, no es normal ver 2.000 personas en un recinto deportivo, y malo porque hay un ejército de cuchillos afilados que no da tregua los 365 días del año. Ojo, que esto último es una opinión personal. Lo que para uno puede ser algo exagerado, para otros es algo rutinario cuando se trata de fútbol.
   Lo que sí me hace especial ilusión de lo sucedido a lo largo de este tiempo, es la manera en la que se ha potenciado el sentimiento de pertenencia al equipo 'del pueblo'. Suena a copia de manual del buen 'cholista', pero no, animar y querer al equipo de tu 'pueblo,pueblo' de verdad, lejos de fichajes astronómicos e ídolos que llevan ferraris. Creo, sinceramente, que todo esto humaniza al aficionado y, por ende, al fútbol.
   Uno no puede mandar en los sentimientos deportivos del hincha, ni poder querer vivir con más intensidad un ascenso del Castuera que una Copa de Europa del Real Madrid. Los sentimientos de uno son infranqueables, al fin y al cabo, ahí radica la magia de este deporte, generador de emociones al que muy pocas cosas puede llegar. 
   Tan infranqueables como la gloria vivida estos días. Ruano y Joaqui Flores quisieron poner a Badajoz en el escalafón deportivo que se merece, y ya de paso, se colocaron una invisible capa de color rojo y blanco para que, en una localidad a 157 kilómetros de la pacense, se festejaran sus goles como si fueran propios. Eso y, claro está, el duende de 'José Pedro en Calahorra', el cual trajo suerte.
   Emoción, alegría, y final feliz. Lo merecen, lo merecemos, a disfrutar.

   

miércoles, 22 de marzo de 2017

Mi niño será futbolista

   Alarma social en el fútbol y en la sociedad española tras la pelea de padres protagonizada en la localidad balear de Alaró durante un partido de fútbol. Sinceramente, el hecho en sí tampoco debería de ser sinónimo de echarse las manos a la cabeza, al fin y al cabo, es algo con lo que se ha convivido toda la vida.
   'El entrenador le tiene manía a mi niño', 'la tienen cogida con el', 'Allá ellos si quieren o no quieren ganar'. Este tipo de frases nos han acompañado siempre, aunque no directamente. Mis padres siempre han sido conscientes de lo tuercebotas que era su hijo, una consciencia que me alegra. Pero volvamos al tema en cuestión. Desde épocas de niñez, el fútbol se convierte en el perfecto termómetro de medición de la 'categoría' que puede llegar a tener un hijo. Ser el máximo goleador o el jugador más determinante del equipo infantil lleva consigo una lluvia de halagos y popularidad que trasciende más allá de los deportivo.
   Icono entre los compañeros de clase y una invisible capa de Superman dirigen tus pasos, creando un universo de ficticio de veneración absoluta. Algo que se magnifica en pequeñas poblaciones, un hecho que he vivido directamente con compañeros que, desde edades muy tempranas, te hablaban como si estuvieran por encima del bien y del mal.
   Sorprendente la poca o nula madurez que muestran algunos de estos padres de familia en este tipo de casos. Los años van pasando y el anhelo de niño millonario pegado a una pelota empieza a diluirse. Tantos años recorriendo la geografía y los pueblos más recónditos de la comunidad autónoma para al final nada. 'Si es que mi niño es más extremo que mediocentro, eso lo ve cualquiera'.
   El disfrute es sustituido por la examinación permanente, el juego en equipo por el egocentrismo, y la autocrítica, una mal aliada en el cuaderno de ruta hacía la gloria. Sin duda, el máximo exponente del fútbol como patrón principal de la frustración, Todo lo que no sea un paso más hacía el éxito deportivo es fracaso del técnico, acostumbrado a lidiar desde el banquillo con acusaciones y lindezas varias de un padre manager ansioso de ver el triunfo permanente de su retoño.
   Un fenómeno magnificado por la inmediatez, ahora que a través de tu teléfono móvil se puede grabar todo y tener un recorrido de los hechos en tiempo récord. Uno de los tantos 'sinsentidos' que rodean al fútbol, convertido desde hace tiempo en el eje principal de emociones desmesuradas, una delgada línea que separa la pasión de la aberración.
 

 
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lunes, 13 de marzo de 2017

La inquina del forofismo

   Que el fútbol y el deporte no es lo que era ya lo dice FRAC en su canción 'odio eterno al fútbol moderno', que dicho cambio no ha sentado bien al aficionado, también. Cada gol, cada falta, cada fuera de juego, cada sustitución. Todos y cada uno de los sucesos acontecidos en un campo de fútbol son invitaciones al inquietante universo de la blasfemia, un terreno que el hincha, ardiente en deseos de ser oído o leído, no duda en pisar.
   Desde hace un tiempo, el fútbol traspasó la barrera de lo ocioso, dejando paso a un dudoso honor de embajador de la frustración. Ni mucho menos quiero sentar 'cátedra' de como se tiene que vivir este deporte, entre otras cosas, porque soy el primero que colabora en esa visión del fútbol más allá de la mera afición.
   Dicho esto, he de reconocer que me da pena lo difícil que es poder encontrar hoy en día un debate de fútbol limpio, un debate en el que los aficionados hablemos únicamente por la devoción que tenemos hacía esto, más allá de escudos y simpatías. A veces me sorprendo de lo interesante que puede llegar a ser una charla ecuánime con aquel que ha usado su red social para tildar de 'hormonao' a un jugador X o se ha referido en términos de 'mandril' a determinado club de fútbol. Y ojo, que esto se extrapola a más allá del deporte. Términos como 'perroflautas' o 'fachas' son habituales para definir a todos aquellos que simpatizan con una determinada ideología política, al igual que un catalán es un 'catalufo', o un periodista es un 'periolisto'.
   Pero volvamos al fútbol. Estamos en unos días en los que cada cosa que digas, hagas, o publiques sobre el deporte de la redonda va a ser mirado con lupa. Seas o no seas periodista, te guste más o menos este deporte, seas o no seas hincha de un determinado club. Toda opinión va a quedar expuesta al conmigo o contra mi. Aficionados proclives al pacifismo en su vida diaria, sacan su lado más irracional cuando se trata de fútbol.
   ¿Cómo hemos llegado a esto?, no quiero 'mojarme' sobre un hecho concreto que haya destapado la caja de los truenos, al igual que hay que reconocer que el fútbol siempre tuvo algo de esto. Si, 'algo', un 'algo' en el que el amor hacía este deporte actuaba cual tsunami para erradicar el protagonismo 'ultra'. Desgraciadamente, hoy ese sentimiento 'ultra' es más fuerte que el propio fútbol.
   Los propios periodistas son los primeros que han colaborado a que esto sea así. El aficionado 'ultra' necesita representante, alguien que actúe como portavoz autorizado en los medios de comunicación para hablar en nombre de ellos, siendo ese portavoz el que les identifica. Vídeos en los que estos 'mesías' blasfeman, gritan, vacilan y tratan de ridiculizar a aquellos seguidores rivales, algo muy alejado del concepto de periodismo deportivo que uno mamó cuando sus referentes eran '+ Deporte' o 'Grada Cero'.
    Agitan a las masas, y estas, aprovechando la posibilidad de que su opinión será visible rápidamente a través de las redes sociales, vierten comentarios donde el sentido común es un muro infranqueable y el falso ego actúa en conmemoración de sus simpatías. No hay verdades que valgan, porque cada uno ya tiene interiorizada la suya propia. Carente de valor, carente de sentido, pero válida para adquirir una efímera cuota de protagonismo.
   Vuelvo a repetir,  aquí este que escribe no es ejemplo de nada, es más, los esfuerzos que uno hace por intentar ver más allá de esas simpatías a la hora de opinar son tremendos, tan cierto como que no me perdonaría, a día de hoy, hacer ese pequeño esfuerzo por intentar aproximarme a la verdad real.
   Un mal arbitraje es sinónimo de 'robo', un sorteo benevolente con tu equipo rival es etiquetado de 'amaño', un conglomerado de hechos que aproximan este deporte a lo circense más que a lo deportivo. Tampoco es que el fútbol haya ayudado a la calma, acusado permanentemente de partidos comprados o votaciones amañadas.
   La cuestión es que entre todos hemos creado una espiral donde la bilis es la pieza indispensable del puzzle y la irritación un ritual diario de convivencia, y a mi, sinceramente, no me gusta.
 
 

 
 
 
 

lunes, 6 de marzo de 2017

Lo que quiera Leo

Que el Barcelona está con pie y medio fuera de la Copa de Europa es una verdad que, ni el más recalcitrante aficionado blaugrana puede negar. Que la utopía ha dado paso al quizás, también.
 Alejado de aquel juego que convirtió al Barça en icono del fútbol mundial, lo cierto es que las goleadas de los últimos días invitan a la hombrada. Eso, unido a la -para mi- inteligente decisión de Luis Enrique de anunciar su marcha a final de temporada, atisban un clima de moderado optimismo en Can Barça.

Cerrar filas para brindar un fin de etapa a 'lucho' por todo lo alto, un incentivo que el jugador del Barcelona, como animal competitivo, añade al capítulo de argumentos para no fallar. Intuiciones, sensaciones, estados de ánimo. Añadiduras que quedan reducidas a un único elemento diferenciador, y ese es, como no, Leo Messi.

Volvió a aparecer la sonrisa del jugón, o dicho de otro modo, volvió a pasar el Barça cual tsunami arrollador por encima de sus últimos rivales. Puede ser una advertencia, quizás un alargue del pequeño soñador, pero de lo que sí estoy seguro, es de que Unai Emery no está tranquilo. Imposible estarlo cuando en frente está el mejor en 'su' mejor momento. Por mucha que sea la renta, por mucho que sea el oficio del PSG, en frente estará Leo, y eso, es motivo de fuerza para que el aficionado blaugrana obtenga el beneficio de la duda.

Porque del mejor Leo sale el mejor Neymar, el mejor Suárez, el mejor Barça. Un tema que siempre ha sido sometido a debate, es el de la suerte de Messi de poder jugar al lado de los mejores. Quizás puedan tener una pizca razón aquellos que intentan reducir los méritos de Messi al haber tenido cerca a Xavi o Iniesta, tan cierto como que la tendencia de este Barça, una vez Xavi fuera e Iniesta lejos de su mejor nivel, es que este Messi ahora sí mejora al resto.

El Messi más asistente, el Messi más solidario, el Messi más polivalente, una versión mejorada de lo que ya de por si fue una trituradora rival. También es verdad que la continuidad de Leo no es la de antaño, cuando se antojaba impensable que el de Rosario enlazara tres-cuatro funciones de nivel medio.

Creo, sinceramente, que el Barcelona no va a remontar la eliminatoria. Una nefasta versión del PSG habría de juntarse con una inmaculada de los Busquets, Rakitic, Neymar, Suárez, y por supuesto de Leo. Imposible nunca fue un termino para definir al argentino.


lunes, 13 de febrero de 2017

Gracias a la radio.....

   Y así pasaban las horas muertas, leyendo libros de inspiración en busca de alguna frase o algún fragmento que sacara aquello que pasara de la rutina a la devoción. Eran vísperas de verano de 2010, y las mañanas de prácticas en Villanueva de la Serena se mezclaban con las eternas tardes en la guarida turronera. El fin, encontrarle a todo algo de sentido.
   Lo de hacer un programa de radio siempre había sido una asignatura pendiente, y de hecho, si no llega a ser por esas dos personas que, aún con el tiempo, siguen siendo incondicionales, no me hubiera atrevido a dar ese pequeño pasito que faltaba para darle forma. Desde este humilde rincón, gracias 'al Rufino' y 'al Gallardo' por ese espaldarazo final.
   Todos, o 'casi' todos los lunes de mi niñez, fueron acompañados de 'el equipo local' o 'el tractor amarillo', canciones que daban forma al programa deportivo que, años después, sigue siendo cita obligada para todos aquellos amantes del deporte en Castuera. Me alegra que siga existiendo ese programa, al igual que me alegra que, año tras año, mi jefe de valores siga dedicando su espacio de una hora semanal con la misma ilusión de siempre.
   Excelente locutor, aunque es cierto que tampoco queda demasiado bien que lo diga un servidor. Sus lunes de radio y su incondicional adicción al medio radiofónico fueron dejando un legado que permanecerá hasta el final de los días.
   Pero quiero volver a ese verano de 2010, a ese momento donde empezó a tomar forma la idea de un grupo de 'taraos' que, por mucho tiempo que pase, no hacen ningún mérito para quitarse esa etiqueta. Las narraciones del Mundial de Sudáfrica, el permanente sufrimiento al que nos sometía partido tras partido la España de Vicente del Bosque. Y por supuesto, el gol de Iniesta.
   He tenido la suerte de vivir grandes momentos radiofónicos en los últimos años, pero si hay que valorar por escala de emociones los mejores momentos vividos, seguramente aquellas semanas ocupen el primer lugar.
   En estos tiempos donde uno está sometido permanentemente a la evaluación continua, es en la radio donde encuentro la calma y a la vez la ira. El amor hacía un medio imposible de plasmar en estas líneas, pero también la impotencia de no poder ejercerlo todo lo que desearía.
 Agradezco a todas aquellas personas que me han dado su aliento y que siguen dándomelo años después para seguir peleando por este sueño.
Gracias a los que siguieron tirando de 'El Pelotazo' años después, a los que me siguen dando la oportunidad de contar historias a través de las ondas, a los que me ayudan a través de la crítica, a los que me desplazaron por el acento, a los que nos tachan de 'ilusos', gracias a todas aquellas personas que he conocido estos años a través de ella. Aquellas con las que es un placer seguir haciendo juntos este maravilloso cuaderno de ruta.
Pero sobre todo, gracias a ti, que con nuestros desencuentros y nuestros sinsabores, sigues estando ahí para darle sentido a la historia de un pequeño 'manguta' abonado al caos.


 
 

lunes, 16 de enero de 2017

'Zizou' no pecó

   Perdió el Real Madrid y el mundo se paró a analizar las causas de ese supuesto 'naufragio'. Hablo de supuesto si, ya que perder en el Sanchez Pizjuán, hoy por hoy, queda alejado del catastrofismo imperante al que más de uno trata de llegar para etiquetar la derrota madridista.
   Como es menester en el fútbol, -y también en la vida- , todo queda supeditado al resultado final. Nunca me gustó valorar en función de una consecuencia, sobre todo cuando se trata de deporte, en el que influyen infinidad de factores y circunstancias que terminan de desnivelar la balanza.
   Pero vayamos a lo sucedido la noche del pasado domingo en Sevilla. Zidane sorprendió sacando tres centrales de inicio. ¿Sorpresa o experimento?. El más sabio es aquel que huye del inmovilismo en épocas de pompitas de jabón. Aquel que busca reinventarse a través de la inercia positiva tendrá más alternativas de salir ileso para cuando vengan mal dadas. Dicho esto, si Zidane hubiera salido victorioso ayer de Nervión, tampoco hubiera hecho méritos para lucir la condecoración del gran entrenador innovador del Siglo XXI. Al fin y al cabo, ¿Que tiene de nuevo para el fútbol salir con tres centrales?. Vuelvo a reiterar, me gustó la idea de 'sorpresa' que busco 'Zizou', pero aún habiendo ganado, el fútbol no hubiera dado un paso al frente de cara a su reinvención.
   No me gusta la vagueza opinativa del aficionado. Tildar de error un planteamiento que, hasta el minuto 84 de partido, había seguido un guion perfecto, me parece una opinión carente de fondo.Un gol en propia puerta, eso fue lo que cambio los análisis y opiniones de miles de catedráticos balompédicos. Porque, probablemente, si Sergio Ramos no llega a cabecear contra su propia portería, el Sevilla no hubiera tenido ese arreón de alma descorazonadora que le acompañó hasta el pitido final, con consecuencias nefastas para el Madrid como bien todos saben,
   Pero remontémonos meses atrás. El Real Madrid va perdiendo 1-0 en el Camp Nou y Zidane saca del campo a Isco para meter a Casemiro. El técnico busca recuperar el equilibrio en el centro del campo, pese a que la sensación, desde fuera, era que el Real Madrid no lo tenía completamente perdido. Isco, sin hacer un partido de campanillas, estaba siendo parte activa en el juego blanco, pero su técnico decide prescindir en el tramo final de partido del talento del jugador de Arroyo de la Miel.
   El Barça da un paso al frente y el Madrid se empieza a romper. Casemiro, tras varias semanas de baja, está perdido en medio de la oleada blaugrana que vaticinaba la segunda diana. -en ese momento de partido, 1-0 para el Barcelona-. Cuando todo parece perdido, Sergio Ramos sacó la testa y el Real Madrid se vino de la Ciudad Condal con un punto.
  Sergio Ramos no solo sacó un punto del Camp Nou, si no que permitió que el paraguas de Zidane siguiera brillando ante la lluvia de críticas que iba a recibir de haber perdido. Así es el fútbol, tan imprevisible que no atiende a razones. Zidane erró en el Camp Nou y acertó en Sevilla, siendo el resultado final antítesis de los aciertos o errores del técnico.
   Porque por mucho que uno pueda ver, leer, opinar o debatir sobre este deporte, lo cierto es que, en el fondo, ninguno tenemos ni 'pajolera' idea.