KA-KARETA DE ÁNGEL

  Destilaba alegría, pasión, era el faro que alumbraba el final de la oscura odisea provocada por el gigantismo de un Barcelona tritranquilo. Aquel 30 de Junio, el madridismo rebosaba felicidad a base de talonario cuando aquel chico humilde con sonrisa benévola, pisaba el tapete del templo merengue, estaba claro, Kaka enamoraba. 

  Nadie sabía que de aquella presentación saldría uno de los más oscuros casos que se le recuerdan al club blanco. Lo que vino después fueron infortunios en forma de lesiones, egoísmo palpado en un Mundial que no debería haber disputado, y, por supuesto, 10 millones de euros anuales que no tenían consonancia ninguna con su rendimiento en el campo. Porque si, admitámoslo sin tapujos, el chico bueno de sonrisa benévola ha sido uno de los mayores pufos vistos en la historia del fútbol, la peor operación echa desde que soy aficionado a este deporte. El chico con estrella la perdió en plena travesía Milan-Madrid, y esa no volvió a aparecer. Lo que, a priori, era un camino hacía el éxito, se ha convertido en un caos del que el Real Madrid no puede salir. Porque el chico benévolo de sonrisa himnotizante quiere demostrar su valía, honradez y profesionalidad, pero claro, cuando el dinero entra en escena los valores pasan a segundo plano. Eso es Kaka a día de hoy, un talento que lo fue todo y que ahora nadie quiere cargar con el, la historia de lo que ha sido y ya no será.