Ni lo es, ni lo será. Al hilo de los últimos acontecimientos ha quedado comprobado. Escuchaba hace unos días una frase que me parece muy acertada, decía así: "Un extremista es alguien que no consigue tener los argumentos suficientes cómo para estar en el punto de equilibrio". Maravillosa, magnífica, LA FRASE.
Sigo sin concebir el momento exacto en el que en este país perdimos los papeles. Quizás la crisis económica haya sido la guinda, pero desde mucho antes había ya claros indicios de una inminente fuga de cerebros. Tendemos a valorar nuestra forma de pensar y de sentir cómo si fuera la única verdadera, aprovechando la proclamación de ellas para hacer leña del árbol caído. La abdicación del rey ha sido el clímax de la irracionalidad, y es que no hay persona más vacía que aquella que defiende algo sin saber los argumentos que le llevan a ello, y en ese saco entramos todos: los de izquierdas, los de derechas, los demócratas, los republicanos, los de Carabanchel, los que celebran la feria de una localidad llamada Feria.......
No estamos preparados para tantos acontecimientos de gran envergadura en tan poco margen de tiempo, y si en esos acontecimientos se incluyen una final de la Copa de Europa y una lista de convocados para un Mundial, cómo dirían en mi pueblo, " ahí no se escapa ni el tato".
Caemos de forma constante en el hecho de que la mejor manera de defender a tu equipo es hacerlo a capa y espada en TODO, poniéndonos una venda ante todo aquello que pueda hacer mal.
No es más madridista el más antibarcelonista, ni es más de Castuera el más anti-Campanario. Humildemente, creo que la mejor forma de mimar a tu equipo, a tu ideal, a tu pueblo o a tu ciudad es haciéndolo desde el prisma de la autocrítica.
Ni mucho menos es mi intención aquí dar clases de moralidad, ya que aquí un servidor es el ejemplo perfecto de persona que tropieza día sí, día también en este tipo de errores. Pienso que nos haríamos todos un flaco favor si valorásemos todas nuestras creencias desde la racionalidad, al igual que pienso que, hoy por hoy, en este país sólo tienen cabida el blanco y el negro. Este no es país para grises.

Totalmente de acuerdo, Antonio.
ResponderEliminarMagnífica reflexión
AAAARRRGGHHH.... después de estar media hora dandole a la tecla... voy y le doy al botón de salir... en vez del de publicar... grrrrr.... en fin a ver si me acuerdo de todo lo que puse antes...
ResponderEliminarAhhh si, que como dice Javilón, estoy totalmente de acuerdo contigo, en este país de hoy día, pero ... Tambien te puedo decir que hubo un tiempo en que este era un país para por según sin so sobre tras los grises... aunque casi siempre nos tocaba ir corriendo delante de ellos... jajaja.... si hasta les tuvieron que cambiar el color del uniforme para que dejaran de llamarlos así cuando entramos en la Democracia, aunque siguieron un buen rato dandole a la porra... las buenas costumbres no se quitan así como así...
Pero en fin, para eso dicen que se inventaron los colores... no?...