viernes, 13 de marzo de 2015

De lasistas y carletistas

Sí, lo siento, he caído. Soy uno de otros tantos, tantísimos, que ha desafiado a la mezquindad de mezclar fútbol y baloncesto. Siempre me he considerado un tipo poco tolerante en este sentido, pero es tal el grado de afinidades y disparidades que comparten ambas secciones del Real Madrid, que hay motivos de fuerza para hacer encaje de bolillos en unas líneas.

Pasan los años y uno no deja de sorprenderse cuando llegamos a periodos de crisis en la entidad blanca. Las redes sociales son un hervidero de opiniones de todo tipo, a la vez que cada detalle, cada gesto y cada acción, adquieren un grado de magnificencia nada alejado de otros temas de interés general que, de verdad, sí deberían preocuparnos.

Pero vayamos al grano. La realidad actual es que la sección de fútbol del Real Madrid se desangra. El bochornoso pase a cuartos frente al Schalke 04 fue la gota que colmó el vaso de la paciencia. El impacto fue tal que Florentino Pérez se vio obligado a dar explicaciones, mientras que el aficionado madridista se hace preguntas a las que no consigue dar respuesta ante el nefasto momento de su equipo. En estas, un señalado por encima del resto. Su excelsa trayectoria en los banquillos pierde el duelo ante la memoria, a la vez que su manera de gestionar la plantilla empieza a tener la misma credibilidad que Falete en una tienda de productos dietéticos.

Ni los cuatro títulos en año y medio han sido suficientes para que la figura de Carlo Ancelotti goce de confianza en estos tiempos de depresión y espesura. Su apuesta por el convencimiento por encima del autoritarismo queda en entredicho, a la vez que la rumorología empieza con el baile de banquillos para colocarle el próximo curso en uno de ellos. De poco ha servido ese fútbol que enamoraba allá por Diciembre. Para muchos, el más vistoso que ha hecho el Madrid desde la “Quinta del Buitre”. Sin embargo, este no es un club de belleza y sí de resultados. Si en el proceso para la consecución de títulos entra la estética, se le da la bienvenida, en caso contrario, lo bello pasa a segundo plano, siempre y cuando a cambio lleguen los títulos. Y si no que le pregunte Carlo a su socio del baloncesto.

Mientras que el Real Madrid de fútbol es una caricatura, en la calle Goya se empiezan a rememorar momentos del pasado más reciente. Todavía lejos del basket espectáculo del curso pasado, los de Pablo Laso están recuperando el idilio con la afición. La reciente consecución del título de Copa, unido al fulminante comienzo de año, han cargado de autoestima a los aficionados que se dan cita en el Palacio de los Deportes. Poco o nada queda de aquella sonrojante derrota en el Bilbao Arena, menos si cabe de la del Palau. Soy de los que pienso que, en caso de mala racha madridista o blaugrana, el parón de fútbol en navidad les viene estrepitosamente mal a sus secciones de baloncesto.

La cuestión es que la gestión del grupo por parte de Pablo Laso estaba más en duda que nunca. ¿Les suena..?, a mí también. Meses después, no sólo han desaparecido los fantasmas, si no que el Real Madrid está en disposición de pelear la ACB y la Euroliga. Si a ello le unes el aliciente de la ‘final four’ en Madrid, el disparadero de emociones alcanza cotas inalcanzables para el aficionado.

Lo que se pone de cara se puede volver en contra, y viceversa. Jugando a las adivinanzas, imagino una conversación entre Laso y Carletto, sería más o menos así: “Tranquilo, Carlo, se lo que sientes en este momento, pero te voy a decir algo, nada es para tanto. He esquivado balas, me han señalado y ninguneado, cómo si este club hubiera ganado mucho últimamente antes de que llegase. Al final, lo que cuenta es el resultado. De nada servirá si tu fútbol enamoró si a cambio de eso no llegas a la meta con un título gordo en la buchaca”. A esto, el italiano elevaría la ceja y tornaría su rostro en una irónica sonrisa.


Pablo Laso y Carlo Ancelotti, admirados y defenestrados. Subidos a los altares y descendidos a las catacumbas. La belleza tiene razón de ser si a cambio de ella llegan los títulos. Así ha sido, así es, y así será en el Real Madrid.

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