miércoles, 7 de octubre de 2015

Dilema Benítez

Sigo sin entender por qué me sorprende, pero me sorprende. Sobrepasado el primer mes de campeonato, nos encontramos con un decorado que, en los tiempos recientes, se ha convertido en un clásico “allá por la Castellana”, - parafraseando al técnico del Rayo Vallecano, Paco Jémez-.

Nueva era, nuevo impulso……y nuevos palos. Rafa Benítez era presentado como nuevo entrenador del Real Madrid allá por el mes de Junio. En su presentación, se podía evidenciar que el técnico madrileño, por fin, había alcanzado ese sueño anhelado de entrenar al equipo de sus amores.

Pasados los meses, ese halo de romanticismo que podía generar el protagonista, ha sido sustituido por los atroces ataques dilapidarios de los que le estaban esperando. No, Rafa Benítez no es un tipo que caiga simpático. Nunca lo ha sido, y me temo, nunca lo será. Su carácter introvertido y su fama de ‘amarrategui’ se han encargado de generar un concepto áspero del entrenador. Ni su paso por las categorías inferiores del Real Madrid le otorgan el don de la paciencia del que gozan los que han mamado madridismo. En ese sentido, creo que el hincha no ve reflejado en Benítez tal sentimiento. Sus más de quince años alejados del club de Chamartín, unidos a sus largos periplos por Inglaterra e Italia, han difuminado esa imagen de hombre de la casa.

Pero centrémonos en el riguroso presente. Tras siete jornadas de Liga y dos encuentros de Liga de Campeones, el bagaje del Real Madrid es de seis victorias y tres empates. Un balance más que positivo para un proyecto que acaba de ver la luz. No voy a utilizar ese serial de victorias y empates para lanzar un dardo a favor del encumbramiento de Benítez, pero, humildemente, creo que la premisa básica de los proyectos iniciales,hasta que no se mecanicen los movimientos, es no perder comba con los de arriba, centrándonos, en este caso, en el Real Madrid. 

Remontándonos en el tiempo, la situación que está viviendo es similar a la que vivió hace dos años Carlo Ancelotti. Técnico que llegó en contra de la voluntad del aficionado y que, en sus inicios, también fue verdugo de un sector importante del madridismo. Luego ya saben, Copa del Rey y la ansiada décima reluciendo en la sala de trofeos del estadio Santiago Bernabéu.

Llegados a este punto, creo que la cuestión no es ‘A qué quiere jugar Benítez’. Pienso que el debate va más allá. En ese sentido, la pregunta sería: ¿Qué quiere el Real Madrid?. Desde que Florentino Pérez regresara en 2009, cuatro entrenadores completamente opuestos los unos a los otros han pasado por el banquillo de Chamartín. De Pellegrini, a Mourinho, de Mourinho a Ancelotti, y de Ancelotti a Benítez. Mismo discurso para fundamentar ese bailes de técnicos, ya sea ‘encontrar un nuevo impulso’, o por el contrario, ‘buscar la excelencia del buen fútbol’. 


En el momento en el que el Real Madrid hace oficial el fichaje de Benítez, la mayoría podía intuir el equipo que querría el técnico. Líneas muy juntas, parcelas bien cubiertas y contraatacar para matar. Benítez no engaña a nadie, como tampoco lo hace Mourinho. Por eso, me sorprende sobremanera el impacto que ha generado la famosa sustitución de Benzema por Kovacic en el Vicente Calderón. ¿Acaso hizo algo de lo que no estuviera acostumbrado años atrás?. 

El curso acaba de empezar, y amigo madridista, no espere que este equipo vaya a ejecutar el fútbol del Barça de Guardiola ni que vaya a marcar una nueva era del balompié, pero eso no es problema de Benítez, es de una alarmante crisis de identidad. De lo que no tengo duda, es de que, con paciencia y serenidad, el técnico madrileño conseguirá hacer un equipo sólido que consiga llevar al Madrid a su primer y único fin, y ese no es otro que el de levantar títulos.




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